APRENDER A APRENDER
Aprender a aprender nunca ha sido tan crucial, dada la acelerada velocidad de cambio en diversos sectores económicos. Estos cambios no solo afectan a las industrias existentes, sino que también dan lugar a nuevos modelos de negocio, transformando el comportamiento del consumidor con la evolución y aparición de nuevas tecnologías.
Los empresarios se encuentran bajo una presión significativa, obligados a entender y responder rápidamente a estos cambios, que abarcan desde modelos administrativos hasta la propia naturaleza del trabajo. Esta presión exige una experiencia de aprendizaje continua.
En este contexto, la resistencia no encuentra espacio. Las organizaciones deben abrazar el horizonte, buscando oportunidades de crecimiento. Una parte vital de este proceso es que los profesionales adquieran nuevas capacidades mientras realizan sus tareas. Esto requiere disposición para experimentar, manteniéndose abierto a ser un aprendiz perpetuo en constante renovación, una noción incómoda para muchos.
Actuando como entrenador y consultor de cientos de ejecutivos en diversas áreas, he tenido la oportunidad de estar junto a personas exitosas en este tipo de aprendizaje. Un aspecto claramente evidente al analizar los perfiles de estos ejecutivos es su falta de vacilación al admitir la falta de dominio en ciertas áreas. Poseen una clara autoconciencia, siempre buscando comprender y dominar genuinamente nuevas habilidades. Otro aspecto destacado es su práctica rutinaria de cuestionamientos específicos. Comprenden la dinámica del aprendizaje, permaneciendo totalmente abiertos a explorar problemas e implementar acciones innovadoras precisamente porque comprenden la importancia de sus propios errores, lo que eleva su curva de aprendizaje.
Resumir sus diferencias se hizo posible identificando algunos atributos mentales simples. Por lo tanto, exploraré los cuatro atributos fundamentales mapeados con estos ejecutivos y cómo expandirlos en nuestra vida diaria para desarrollarlos como habilidades, experimentando el poder del arte de aprender a aprender:
Ambición, Autoconocimiento, Curiosidad y Vulnerabilidad
Ambición
Rara vez nos hacemos la pregunta: ¿Soy o no ambicioso? Es crucial recordar que la ambición no es codicia. ¡Cuidado! La ambición proviene del latín “ambire”, que significa “moverse libremente”. Por otro lado, la codicia proviene de “ganatum”, que significa “ganancia”. La persona ambiciosa se mueve fuera de su zona de confort, busca lo que desea, asume riesgos, se esfuerza, se dedica. En cambio, la persona codiciosa está paralizada en su búsqueda de ganancias exorbitantes, impulsada por avidez, codicia, cupidez, reteniendo todo lo que recibe para sí misma. La persona codiciosa es egoísta, sin escatimar esfuerzos para lograr lo que desea, sin importar los medios. La ambición se trata de perseguir una conquista más allá de lo obvio, lo común, donde los medios para lograrlos importan. Un individuo corrupto es codicioso, mientras que un emprendedor es ambicioso.
Ahora, pasemos a lo práctico. Es fácil descubrir si existe ambición en ti: ¿estás dispuesto a esforzarte para aprender una nueva habilidad? ¿Eres valiente? Los grandes aprendices tienden siempre a aumentar su nivel de ambición porque se vuelve adictivo. El conocimiento es motivador, activando el sistema de recompensa. Por lo general, la culpa por resistir los cambios necesarios para el éxito profesional recae completamente en nosotros.
Ahora, ampliemos este análisis al lugar de trabajo. ¿Alguna vez te has enfrentado a una situación en la que la empresa para la que trabajas decidió adoptar un nuevo enfoque, como actualizar sistemas de informes, reemplazar plataformas de ERP o reestructurar procesos de gestión y definir nuevos KPI? Cuando ocurre algo así, ¿tenías ganas de poner todo en práctica? ¿Lo estabas? Dudo. Probablemente, tu reacción inicial fue encontrar razones para justificar no querer asumir este desafío y aprender algo nuevo. Por ejemplo: “Tomará mucho tiempo”. “La forma antigua funciona bien”. “Apuesto a que es solo una moda y no mejorará en nada”. Desde pequeños, aprendemos a vivir una vida de rutinas en la que nos enseñan a mantener ciertos estándares dentro de lo más obvio. Por lo tanto, el primer obstáculo suele surgir cuando nos enfrentamos a nuevos conocimientos: nos enfocamos en lo negativo y reforzamos inconscientemente nuestra falta de ambición con justificaciones.
Sin embargo, cuando nos permitimos redefinir este tipo de creencias, podemos beneficiarnos de una condición humana natural: estimular el deseo de aprender cosas nuevas. Para lograrlo, debemos partir del principio de que realmente queremos aprender algo, enfocarnos en el lado positivo, en las ganancias que ese aprendizaje traerá a tu vida personal y profesional, y visualizar un futuro contemplativo en el que cosecharás las recompensas. El simple hecho de cambiar de una perspectiva negativa a una positiva ayuda a impulsarte a la acción. Los investigadores del comportamiento han descubierto que cambiar el enfoque de los desafíos visualizando las ventajas es una excelente manera de mejorar la ambición inicial para realizar actividades que antes se consideraban poco atractivas.
Hoy en día, muchos de mis clientes buscan el proceso de coaching para reencontrarse en sus vidas profesionales y buscar algo nuevo que dé un nuevo impulso a sus ambiciones. El conocimiento nuevo es crucial para que puedan generar no solo nuevas oportunidades, sino también motivación para nuevas conquistas. Hace algunos años, trabajé con un cliente que me impresionó profundamente por su evolución y logros. Desarrollamos juntos una estrategia de carrera completamente nueva. Mapeamos paso a paso los conocimientos necesarios para ser adquiridos, con el objetivo de generar nuevas posibilidades de mercado y alcanzar un nivel profesional deseado. Curiosamente, a pesar de su participación activa en el desarrollo de la estrategia, dudaba continuamente en adquirir conocimientos en gestión ágil. Aunque la mayoría de sus colegas iba en esa dirección, estaba convencido de que no tendría tiempo para esos aprendizajes y que no serían importantes para su carrera. Finalmente, me di cuenta de que este era un problema de ambición y lo animé a pensar en cómo familiarizarse con la gestión ágil podría beneficiarlo personalmente.
Después de una serie de preguntas de autoindagación, reconoció la utilidad de entender cómo los modelos actuales de gestión de proyectos estaban respondiendo al mercado. Al explorar este tema con sus colegas y su equipo, le sugerí que imaginara la situación en la que estaría al año siguiente si dominara estos nuevos modelos. Se entusiasmó y observó: “Probaríamos enfoques diferentes en los equipos de desarrollo. Tendríamos agilidad dentro de procesos confiables y una visión más clara del progreso del proyecto y la satisfacción del cliente. Ahorraríamos tiempo y dinero descartando rápidamente los enfoques menos eficientes”. Casi pude sentir crecer su aspiración. En pocos meses, se había inscrito en cursos programados y pronto estaba obteniendo certificaciones, convirtiéndose en un centro continuo de aprendizaje. Pronto comenzó a replantear sus estrategias profesionales más importantes y desafiantes a la luz de esta nueva perspectiva y habilidades. Ejemplos:
Autoconocimiento
El mundo de la autoayuda no ha escatimado esfuerzos en este tema llamado autoconocimiento. Parece que se ha convertido en la solución para todo y para todos, pero, por supuesto, no es tan simple. Antes de hablar de autoconocimiento, es esencial comprender de qué estamos hablando. Después de todo, somos individuos únicos que viven una vida única en cada fracción de tiempo. Por lo tanto, quiero dejar claro que la propuesta va un poco más allá. La intención es familiarizarse más con el concepto de autoconocimiento, involucrando retroalimentación, descubriendo cómo nos ven los demás.
Cuando se trata de aprendizaje, nuestras autoevaluaciones, lo que sabemos o no sabemos, las habilidades que tenemos o no tenemos, casi siempre son extremadamente inexactas. En mi trabajo, he descubierto que en las personas que se autoevalúan con mayor precisión, el proceso comienza dentro de su propia mente. Tienen claridad y comprenden que su perspectiva a menudo contiene sesgos e imperfecciones, por lo que luchan por una mayor objetividad, lo que las hace mucho más abiertas a escuchar y seguir las opiniones de los demás. El secreto está en prestar atención a cómo hablas contigo mismo sobre ti mismo y luego cuestionar la validez de esa “autoconversación”. Imagina, por un momento, que tu jefe acaba de entrar a la sala y afirma que tu equipo no está completamente capacitado y que necesitas mejorar tu evaluación del desarrollo de talento. ¿Cuál será tu reacción? “¿Qué? Estás equivocado. Mi equipo es fuerte”. La mayoría de nosotros, cuando nos presionan y se cuestionan nuestras capacidades, tendemos a responder emocional y defensivamente. Tenemos muchas dificultades con la crítica.
Para esto, hay un ejercicio muy útil que se centra en darse cuenta de la situación y preguntarse a uno mismo: ¿Es verdad la crítica? ¿Tengo hechos para defenderme o debo respaldarla? En el proceso de autorreflexión, es posible descubrir con claridad que estás equivocado y tu jefe tiene razón, o que la verdad está en algún punto intermedio; por ejemplo, para cubrir a algunos de tus subordinados, terminaste haciendo algunas cosas, una de las cuales es inconsistente con el plazo; sin embargo, las otras dos son extremadamente importantes. El secreto es aprender a escucharte a ti mismo, de manera que el momento sea beneficioso para el aprendizaje, y esto tiende a llevar a una situación equilibrada. Lo que quiero decir es que la autorreflexión debe funcionar como un “testigo imparcial” para que puedas estar abierto a ver las áreas en las que podrías mejorar y luego instigar el lado ambicioso de la conquista dibujando estrategias sobre cómo hacerlo. Tuve un cliente que tenía una visión estrecha de sí mismo y no escatimaba esfuerzos en convencerse de que era un gran líder y ejecutivo. Es cierto que era un tecnócrata excepcional. Sabía todo en su campo, tenía un alto sentido crítico del trabajo y un gran instinto para resolver problemas, todo lo cual la alta dirección de la empresa reconocía. El problema era que siempre tendía a prestar atención solo a las personas que confirmaban su autoimagen y no podía, de ninguna manera, lidiar con opiniones sobre sus debilidades.
Su gerente me contrató para un proceso de coaching con el objetivo de ayudar a este cliente a manejar mejor a su equipo, ya que él mismo no podía percibir que su propio equipo no se sentía comprometido ni inspirado. Cuando finalmente logré que se permitiera cuestionar sus suposiciones, como: “¿Todos en mi equipo están enfocados y son productivos? En caso negativo, ¿hay algo que se pueda hacer de manera diferente?”, rápidamente se dio cuenta de la necesidad de hablar con el equipo, y fue entonces cuando todo encajó. Se volvió mucho más consciente de sus necesidades de desarrollo y abierto al feedback. Se dio cuenta de que no era suficiente tener ideas estratégicas si él mismo no podía ver la realidad a su alrededor. Comenzó a compartirlas con sus subordinados, discutirlas con ellos y luego establecer prioridades claras, respaldado por metas trimestrales y metas individuales del equipo, verificaciones regulares de progreso y sesiones de resolución de problemas.
Curiosidad
En el libro de John Medina, “Brain Rules”, describe la importancia del aprendizaje en la vida de las personas, así como lo insaciables que son los niños en su búsqueda continua de aprender y controlar. Según él, “esta necesidad de explicación está tan arraigada en su experiencia que algunos científicos la describen como una necesidad instintiva, al igual que el hambre, la sed y el sexo”. Esta necesidad continua de aprendizaje también es motivadora, como se mencionó anteriormente. El cerebro anhela el conocimiento; cualquier cosa novedosa tiende a dirigir el enfoque mental precisamente porque activa el sistema de recompensa, y esta condición natural no puede ser suprimida cuando no se estimula o cuando estamos sobrecargados de responsabilidades y preocupaciones. Por lo tanto, en lugar de caer en la tentación natural de vivir en la misma rutina y convertir la vida en una burbuja dentro de la zona de confort, reforzando el desinterés inicial por un nuevo tema, es necesario aprender a cuestionarse con preguntas curiosas, intrigantes y desafiantes. Alimenta tu sentido de buscar algo nuevo que desafíe tus creencias y prográmate para tomar acciones en consecuencia.
No faltan estudios en psicología conductual que han demostrado, por ejemplo, que las personas pueden mejorar su disposición para lidiar con las tareas necesarias pensando en una forma diferente de realizarlas y así hacerlas más interesantes. La estrategia radica en crear una visión desafiante. En otras palabras, crear un diálogo interno para motivar el cambio de “esto es aburrido” a “¿y si pudiera…?”
Puedes usar la misma estrategia en tu vida profesional observando el lenguaje que usas cuando piensas en actividades que ya te interesan. ¿Cómo…? ¿Por qué…? ¿Y si…? y recurre a ello cuando necesites ser desafiante. Luego, da un paso más para responder a la pregunta que te planteaste: lee un artículo, pregunta a un experto, busca un maestro, únete a un grupo, investiga, lo que sea más fácil.
Recientemente, trabajé con una cliente que acababa de recibir una excelente oferta de una empresa que le ofreció un puesto destacado, pero que requería conocimientos en un área técnica muy específica, un área que, para ella, era “la más aburrida de la ingeniería”. De hecho, a pesar de manejarse muy bien en ello, odiaba cualquier área altamente técnica, tenía una perspectiva mucho más gerencial que tecnocrática. Dada la incomodidad, la persuadí de lo contrario y le pregunté en qué área estaba más interesada y por qué. “Gestión de proyectos”, respondió. “Me fascina el desarrollo de proyectos, la gestión macro, hablar con el equipo, buscar siempre soluciones, analizar números, analizar KPI. Para que mi vida profesional sea perfecta, necesita tener desafíos constantes. Me imagino estar a cargo de varios proyectos, equipos multidisciplinarios, es una forma noble de interactuar con otros profesionales, pensar, estar siempre en acción. No es una cuestión de poder, aunque me encanta, sino de sentirme empoderada por tener que ser estratégica, experimentar desafíos todo el tiempo”.
Le expliqué que su “lenguaje desafiante” podría aplicarse dentro de las responsabilidades que le estaban ofreciendo. “¿Es sorprendente que alguien pueda encontrarte interesante?” bromeó al darse cuenta de que se encontraba frente a una oportunidad en la que realmente podría marcar la diferencia si usaba toda su voluntad de gestión con los equipos que tenía la oportunidad de asumir.
Como en un juego de ida y vuelta, comencé a motivarla a pensar en un mundo hipotético dentro de la función que tenía la oportunidad de asumir, cómo sería lo ideal, de hecho, necesitaba describirme un punto de partida perfecto. Comenzó a pensar en voz alta sobre respuestas posibles y luego hizo otras preguntas curiosas. Inmediatamente, mostró mucho interés y se dio cuenta de su poder para enfrentar desafíos más allá de lo que ella misma imaginaba, y decidió aceptar el desafío. Días después, me llamó para decirme que había tenido una conversación con el ejecutivo a cargo de su contratación, y le encantaron sus ideas, dándole carta blanca para hacerse cargo del área y realizar los cambios que consideraran importantes para mejorar los resultados y la calidad del ambiente de trabajo. En los meses siguientes, aprendió lo que necesitaba saber para sentirse lista para desempeñar su nuevo rol. Así de simple: ¡rompiendo creencias!
La próxima vez que te pidan que aprendas algo nuevo en el trabajo o te des cuenta de que deberías aprender algo porque te ayudará a desempeñar mejor tus actividades, reúne el coraje para formular preguntas curiosas y desafiantes sobre el tema. ¿Por qué los demás saben de esto y yo no? ¿Cómo facilitaría este aprendizaje mi trabajo? ¿Cómo puedo marcar la diferencia? y luego busca las respuestas, ponlas por escrito, relacionalas con la evolución de tus habilidades profesionales y especifica las ganancias que obtendrás con este conocimiento. Solo tenderás a descubrir una cosa: lo que parece ser un tema “aburrido” puede ser el detonante que has estado esperando para despertar tu deseo de ir mucho más allá, desafiarte a ti mismo y, especialmente, alimentar tu curiosidad.
Vulnerabilidad
La medida que avanzamos en nuestra carrera profesional, naturalmente, con la experiencia, construimos un sentido de empoderamiento que nos da la ilusión de que somos buenos, e incluso excelentes, en algunas cosas, y raramente queremos perder este estatus al no ser buenos en otras. También es parte de esta evolución profesional aprender a adoptar justificaciones, a menudo un tanto creativas, cuando ocurren “fallas rápidas” en el trabajo. Esto crea la ilusión de que sabemos más de lo que realmente sabemos, principalmente porque con el tiempo llegamos a creer que lo que sabemos es más importante que otras cuestiones o pensamientos. De hecho, también es parte de la psique humana aprender a valorar nuestros puntos fuertes. Entonces, la idea de no hacer algo bien durante semanas o meses, sentirse incapaz y lento, hacer preguntas “silenciosas” como “no sé de qué estás hablando”, necesitar orientación paso a paso continuamente o incluso tener que volver a una sala de clases para aprender o reaprender es extremadamente aterradora.
Aquí es donde entra el poder de la vulnerabilidad. En el libro de Brené Brown, “El poder de la vulnerabilidad”, destaca que “a las personas no les importa cuánto sabes hasta que saben cuánto te importa”. Y esto puede convertirse en una gran trampa para nosotros. Si realmente quieres crecer y convertirte en un gran profesional, y alcanzar nuevos horizontes desafiantes, es necesario permitirte ser lo suficientemente vulnerable como para aceptar que dentro de ti hay un estatus de principiante que necesita mantenerse vivo.
Cuando intentamos algo nuevo y lo hacemos mal, a menudo tenemos pensamientos terribles: odio esto, soy incompetente, nunca podré hacer esto bien, ¡esto es tan frustrante! Este ruido pulsante en nuestro cerebro deja poco espacio para el aprendizaje. Por otro lado, cuando adoptamos la idea de ser principiantes, la forma ideal de pensar es vulnerable y al mismo tiempo equilibrada: para empezar, no seré bueno en esto porque nunca lo he hecho antes. Y sé que puedo aprender con el tiempo. Verás, ser vulnerable no significa ser una persona débil o incapaz. De hecho, debería verse como una condición en la que no estás seguro de cómo actuar o qué hacer, pero aún así buscas maneras de enfrentarlo. Es como decirle a tu equipo frente a una pregunta: “No sé qué hacer ahora, pero lo buscaré tan pronto como sea posible”. Esto nos lleva al principal punto positivo del poder de la vulnerabilidad, que es fomentar el aprendizaje continuo sobre temas y cuestiones que no dominamos. Y esto nos lleva a otra ventaja, que es salir de la zona de confort. El mayor error que puedes cometer en tu vida personal o profesional, pero especialmente como líder, es querer engañarte, demostrando todo el tiempo como si tuvieras todas las respuestas. ¿Qué margen estás abriendo para conocer algo nuevo? Si tienes la solución para todo, ¿por qué expandir tus horizontes? ¿Cómo te sentirás motivado para ir más allá?
La vulnerabilidad es un acto de resiliencia, que se puede definir como la capacidad que una persona tiene para enfrentar problemas, superar obstáculos, recuperarse de situaciones inesperadas y adaptarse a cambios. Que, a su vez, está relacionado con la valentía. Para desarrollar todas las características necesarias para ser resiliente, es necesario tener coraje. Esto se debe a que sin la capacidad de enfrentar lo desconocido y de ir más allá de lo que estás acostumbrado a hacer, es casi imposible crecer, adaptarse a nuevas condiciones y recuperar una postura segura en un nuevo escenario.
En psicología conductual, queda claro que cuando se alienta a las personas a esperar errores y aprender de ellos al principio del proceso de adquisición de nuevas habilidades, el resultado es “un aumento del interés y la persistencia y una mejora del rendimiento”.
Recientemente, trabajé con un cliente que es un gerente de proyectos sénior que, recientemente, fue designado para coordinar a un equipo de desarrollo en Alemania. Estaba teniendo dificultades para acostumbrarse a vivir en otro país y trabajar con colegas de otras culturas, y su respuesta fue enfatizar su experiencia en gestión en lugar de reconocer su estatus de principiante en el nuevo entorno. Lo ayudé a identificar su resistencia a ser un principiante cultural, y logró cambiar su diálogo interno de “esto es tan incómodo, solo me voy a centrar en lo que ya sé” a “tengo mucho que aprender sobre las culturas alemanas. Aprendo rápido, así que lo lograré”.
Pronto se dio cuenta de que el gran secreto radica en cómo los profesionales que conforman un equipo trabajan juntos. Cuando se sintió seguro, a su vez, le transmitió a su equipo el criterio más difícil que definitivamente necesitaba cumplir, y que estaba totalmente relacionado con el papel y la postura que necesitaba. Quien lidera a un grupo de empleados también necesita transmitirles seguridad psicológica, y una forma de lograrlo es mediante el poder de la vulnerabilidad.
La capacidad de adquirir rápidamente nuevas habilidades y conocimientos de manera continua es esencial para el éxito en un mundo dinámico. Ahora que sabes más sobre el poder de la vulnerabilidad y toda su importancia, el siguiente paso es descubrir cómo convertirte en un líder positivamente vulnerable. Para ello, y para completar este artículo, mis consejos son:
- Despídete de tu armadura: la actitud de saberlo todo y de no cometer errores.
- Busca tu autoconocimiento: es fundamental que te conozcas más, tanto como persona como profesional.
- Pide ayuda a tu equipo: no actuar como si supieras todo es una forma de ampliar tu conocimiento.
- No evites tener conversaciones difíciles: toda relación es de doble vía.
- Ten la confianza como base de la relación con tu equipo: cuando la base de la relación entre líder y liderados es la confianza, delegar funciones y compartir responsabilidades se convierte en un proceso fácil y natural.
Si actualmente careces de ambición, autoconocimiento, curiosidad y vulnerabilidad para ser un aprendiz eficiente, entonces cambia tu perspectiva y busca desarrollar estas herramientas simples. Pueden ayudarte a considerar el hecho de que siempre hay algo mejor que puedes aprender, y esto no es debilidad, sino una forma de mejorar tu rendimiento y esforzarte por obtener mejores resultados para todos. Créeme, estos simples 4 pasos ya son un gran comienzo para tu cambio y realmente te ayudarán a llegar allí. Entonces, pongámoslos en práctica, ¿de acuerdo?
La jornada del autodescubrimiento y crecimiento profesional es un camino desafiante, pero cada paso que das hacia la ambición, el autoconocimiento, la curiosidad y la vulnerabilidad es una inversión en tu futuro extraordinario. Recuerda, los mayores logros comienzan con pequeños y audaces pasos. Cultivar la ambición es dar alas a tus sueños, explorar el autoconocimiento es iluminar caminos antes no percibidos, alimentar la curiosidad es abrir puertas a nuevas posibilidades y abrazar la vulnerabilidad es construir puentes sobre los desafíos que te esperan.
Entonces, querido lector, no veas estos cuatro elementos como meras palabras, sino como llaves maestras que desbloquearán puertas hacia un futuro donde tus logros superarán tus expectativas. Al adoptar estas prácticas simples, no solo darás forma a una carrera excepcional, sino que también descubrirás el poder transformador de convertirte en un aprendiz eterno.
El camino puede ser desafiante, pero la recompensa es la realización de tu máximo potencial. Ahora, con estas herramientas en mano, da el primer paso valiente hacia una nueva era de crecimiento y éxito. El futuro espera ansiosamente tu inspirador viaje. ¡Adelante, atrévete, aprende, crece y conquista! Tu extraordinario te está esperando.
Quiero sugerir algunos ejercicios de autorreflexión para que practiques, estoy seguro de que te ayudarán a encontrar tu mejor versión:
- Ambición:
- ¿Qué consideras como metas ambiciosas para tu carrera en los próximos 6 meses, 1 año y 5 años?
- ¿Cómo se alinean esas metas con tus valores y pasiones?
- Autoconocimiento:
- ¿Cuáles son tus principales habilidades y puntos fuertes? ¿Cómo puedes potenciarlos en tu carrera?
- ¿Cuáles son tus desafíos o áreas de desarrollo? ¿Cómo planeas abordarlos?
- Curiosidad:
- ¿Cuáles son los temas o áreas dentro de tu profesión que siempre has querido explorar pero aún no lo has hecho?
- ¿Cómo puedes incorporar una mentalidad curiosa en tu rutina diaria de trabajo?
- Vulnerabilidad:
- ¿En qué situaciones recientes podrías haber obtenido beneficios al ser más vulnerable o estar abierto a pedir ayuda?
- ¿Cómo puedes crear un ambiente de trabajo que fomente la vulnerabilidad y el aprendizaje continuo?
- Reflexión y Práctica:
- Tómate un tiempo para reflexionar sobre tus respuestas. ¿Cómo pueden estas reflexiones orientar tus decisiones y acciones futuras?
- Crea un plan de acción específico con pasos prácticos para implementar estas ideas en tu carrera.
Recuerda que la práctica consistente de estas reflexiones puede proporcionar una base sólida para el desarrollo profesional. El autoanálisis continuo es una herramienta poderosa para el crecimiento personal y profesional.
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¡Hola, soy Marcello de Souza! Comencé mi carrera en 1997 como líder y gerente en una gran empresa del mercado de IT y Telecomunicaciones. Desde entonces, he participado en proyectos importantes de estructuración, implementación y optimización de redes de telecomunicaciones en Brasil. Inquieto y apasionado por la psicología del comportamiento y social. En 2008, decidí sumergirme en el universo de la mente humana.
Desde entonces, me convertí en un profesional apasionado por descifrar los secretos del comportamiento humano y catalizar cambios positivos en individuos y organizaciones. Doctor en Psicología Social, con más de 25 años de experiencia en Desarrollo Cognitivo Conductual y Organizacional Humano. Con una carrera diversa, destaco mi papel como:
– Máster Senior Coach y Formador: Guiando a mis clientes en la búsqueda de metas y desarrollo personal y profesional, logrando resultados extraordinarios.
– Chief Happiness Officer (CHO): Fomentando una cultura organizacional de felicidad y bienestar, impulsando la productividad y el compromiso de los empleados.
– Experto en Desarrollo del Lenguaje y del Comportamiento: Mejorando las habilidades de comunicación y autoconciencia, capacitando a las personas para enfrentar desafíos con resiliencia.
– Terapeuta Cognitivo Conductual: Utilizando la terapia cognitivo-conductual de vanguardia para ayudar a superar obstáculos y lograr una mente equilibrada.
– Constelación Psíquico Sistémica Familiar & Organizacional: Basada en las leyes sistémicas y psíquicas del comportamiento que rigen nuestros afectos, esta práctica ofrece una visión profunda de las influencias ancestrales que dan forma a nuestro viaje.
– Hipnoterapeuta: Basada en la interacción entre la mente y las metáforas, la hipnoterapia ayuda a superar obstáculos, patrones no deseados y promueve el autodescubrimiento.
– Conferencista, Profesor, Escritor e Investigador: Compartiendo conocimientos valiosos e ideas en eventos, capacitaciones y publicaciones para inspirar cambios positivos.
– Consultor y Mentor: Aprovechando mi experiencia en liderazgo y gestión de proyectos para identificar oportunidades de crecimiento y proponer estrategias personalizadas.
Mi sólida formación académica incluye cuatro postgrados y un doctorado en Psicología Social, junto con certificaciones internacionales en Gestión, Liderazgo y Desarrollo Cognitivo Conductual. Mis contribuciones en el campo son ampliamente reconocidas en cientos de clases, sesiones de capacitación, conferencias y artículos publicados.
Coautor del libro “El Secreto del Coaching” y autor de “El Mapa No es el Territorio, el Territorio Eres Tú” y “La Sociedad de la Dieta” (el primero de una trilogía sobre el comportamiento humano en la contemporaneidad – 05/2024).
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